jueves, 24 de septiembre de 2009

TRANKIMAZIN

Ni reflexiones, ni meditaciones ni demás recursos relajantes podrían atemperar el creciente cabreo que me causan las dos derechas sociales que siguen emponzoñando estos horizontes: la ideológica, eminentemente facha y retrógrada, y la económica, más aperturista pero terriblemente insolidaria y pregonera del “sálvese quien pueda”. Una tercera vía que aglutina lo peor de cada una de ellas también se presenta bastante briosa, pero dejaré su tratamiento para momentos de menor exaltación personal.

La primera salta alborozada al observar que cualquier intento de reparar las ignominias del franquismo queda puesto en entredicho o directamente judicializado, de modo que los que intentan desenterrar a sus muertos se les tacha de revanchistas y los que pretenden depurar las responsabilidades de tan sórdida época acaban sometidos a la insolencia de la justicia, tan dada ella a venganzas y compensaciones. De hecho, hay un juez imputado por el tribunal supremo a expensas de una denuncia puesta por el grupo fascista “Manos limpias”. La razón, haber acusado al General Franco de un delito de asesinato continuo. Queda claro que en este puto país tocar al “caudillito” o a su régimen sigue siendo territorio vedado .Todo quedó atado y bien atado para regocijo de esta piara de impresentables. La otra, la económica, lejos de replantearse su sistema neoliberal, ese tan pernicioso que nos ha llevado a una tasa de paro de dimensiones ciclópeas y a otras tantos dramas particulares, sigue defendiéndolo como si de un acto fe se tratara. Y no sólo eso: tiene la desfachatez de desprenderse de cualquier culpa y endosar a los demás la “incapacidad” para salir del embrollo generado, no lo olvidemos, por su rapaz y especulativo “capitalismo”. Cualquier política social encaminada a apaciguar el desasosiego de los que de verdad sufren la crisis es furibundamente atacada por el lobby neoliberal. Una subida de impuestos (progresiva, que ya estoy hasta los huevos de que paguen siempre los pringaos) es vista como un anatema, y desde muchos ambientes de la borregada como el medio para mantener a millones de vagos (como si estar parado fuera un privilegio). Poco criticaban cuando sus compañeros banqueros fueron salvados por las arcas del estado. Pero es que ya se sabe: su estirpe de ricos y poderosos, vencedores de la selección natural del mercado, es la única que merece perpetuarse, que no multiplicarse porque eso supondría tener que compartir sus riquezas. Una forma muy llamativa de celebrar el segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin, autor en 1859 de la obra “El origen de las especies, la selección natural”. Darwin al menos tuvo el cuidado ético de enfrentar esta irremediable ley de la selva con una solidaridad pujante, rasgo propio de los humanos pero que ellos pretenden convertir en caridad. O mejor en eugenesia: que los débiles, pobres (incluidos los parados) y demás chusma sean aniquilados en un ejercicio de salud social.

Así que entre unos y otros me tienen el estómago como el de un domingo, revuelto y necesitado de algún preparado “básico” que atenúe su comportamiento levantisco. Pero no sé si existe “almax” capaz de neutralizar tanta hijoputez. Llevamos muchos años ya sufriendo sus ardores.

Postdata: mientras escribo esto me entero de que los directivos de la patronal CEOE tienen una compensación de un millón de euros en caso de abandonar la cúpula de la misma. ¿Con qué jeta pide usted, señor Diaz Ferran, presidente de la misma, una bajada en las cotizaciones a la seguridad social por parte de las empresas y además se rasga las vestiduras ante una posible subida de impuestos (espero que progresiva, insisto)? ¿Será que pretende que la factura de la crisis la sigan pagando obreros y pequeños autónomos mientras usted sigue a lo suyo, acumulando y especulando? Existe una forma ética de capitalismo, pero la suya, perdone que le diga, sigue siendo criminal. ¡Pobrecito, sólo un millón de euros!

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