martes, 15 de enero de 2008

Propositos 2008

Como si de un exorcismo cotidiano se tratase, con la llegada del año nuevo todo el mundo intenta sacudirse los malos hábitos y los peores rollos. Adicciones, debilidades, ímpetus y demás “imperfecciones” humanas son arrojadas por el retrete con la sana intención de que no encuentren el camino de regreso. Esa cristianísima sensación de culpa martillea nuestras conciencias para que evitemos tales actitudes, inocuas unas temerarias otras, y así nos pegamos media vida: redimiéndonos de lo que nos dicen incorrecto. Lo bueno y lo malo se establece en los ignotos laboratorios de la moral. Allí aprendices de brujo con ínfulas de maestro construyen el entramado de lo éticamente correcto. El estado por un lado, el mercado por la retaguardia y la iglesia no sé por dónde pergeñan las pautas a seguir. ¡Ni que fuésemos ineptos!. Los unos con altas dosis de realidad y los otros con poco ponderadas raciones de sobrenaturalidad, pretenden hacer de nuestras vidas un perfecto catálogo de IKEA: algo sobrio y nada dado a la improvisación frívola y temeraria. La cuestión es no salirse del encuadre. El estado, gobernado por unos o por otros, se resiste a perder su cada vez menor presencia a golpe de imposición burocrática e impostación democrática. El mercado, manejado por los de siempre, aumenta exponencialmente su presencia social en detrimento del resto de estamentos empapuzándonos con modas y necesidades. Convertido en el verdadero poder en la sombra, avanza majestuosamente sin cortapisa que lo soliviante. Por último la iglesia, dinosaurio renqueante con esclerosis terminal, reclama su cuota de pantalla intentando moldear conciencias e instalando una idea trascendente de lo que es bien y el mal.

De los tres, el estado es quizás el más previsible. Todos lo hemos sufrido en mayor o menor medida y esa experiencia puede, si no evitar, al menos prever sus iras y actuar en consecuencia. Sin embargo del mercado somos rehenes dependientes. Todo lo ampara y si decide excluirte de su elitista club o simplemente putearte un poco, la llevas guapa. Sin duda nos encontramos ante la fábrica de esclavos más prolífica de la historia. Y la iglesia, qué decir de la iglesia. Secta integrista de resignados y carcas donde las haya. Fábrica de miedos y abnegaciones interesadas. Siempre al lado del poder, ojo, del verdadero poder.

Propósitos para el 2008: joder, en la medida de mis posibilidades estas estructuras vetustas y represoras de mi felicidad.