lunes, 18 de febrero de 2008

PORQUE ME DA GANA

Porque me da gana. Porque parte de mi dinero es destinado sin mi permiso a esta ópera bufa. Porque odio la soberbia de los que me consideran malo por el simple hecho de nacer y se erigen en mis salvadores a través del bautismo. Porque me asquea la vanidad del que se atribuye los verdaderos conceptos del bien y del mal. Porque rechazo a los que afirman y niegan solemne y rotundamente sin darle una oportunidad a la duda. Porque adoro el relativismo que puede llegar a cuestionar verdades absolutas. Por todo ello animo al que lea esta reflexión a agitar el escudo de la razón y el ariete del empirismo y, con estas armas, arremeter contra la carcundia, el inmovilismo y las mentiras que sustentan los pulpitos de la iglesia católica. Demostradles que vosotros podéis dotar a la realidad de argumentos científicos mientras que ellos sólo pueden justificar a su dios mediante las ensoñaciones de cuatro evangelistas. Reivindicad a Galileo, padre del heliocentrismo y de la actual concepción del universo. Blandir el método científico de Descartes, la física de Newton y su didáctico ejemplo de la manzana irresistiblemente atraída por la fuerza de la gravedad. Apelar a Einstein y a su teoría de la relatividad. Y de paso decidles a esas cucarachas de presbiterio y sotana que dicen estar a la cabeza de la iglesia (conferencia episcopal) que se callen mientras no posean una sola prueba de la existencia de dios. Lucharé toda mi vida por el derecho de la gente a querer ser engañada, a fin de cuentas cada cual es soberano y esclavo de sus palabras y hechos, pero no aguanto a los que se aprovechan de tal predisposición para hacer su agosto. Manda narices que una de las instituciones más criminales que haya existido a lo largo de la historia, que con más solided y fatuidad haya impuesto su ideario y que más adeptos y retribuciones haya recibido, base su existencia en una invención sin base científica (este razonamiento lo hago extensivo a todas los credos). Y que además ponga coto e impedimentos ¿morales? al desarrollo de la ciencia, supeditando ésta a los designios de la fe (Ratzinger dixit: sin dios no hay conocimiento). Y no hablemos ya de su poder manipulador, capaz de tergiversar los pensamientos de un hippie palestino paleocomunista e independentista, pasarlos por el cedazo de sus intereses y convertirlos a la liturgia del capital, asintiendo y bendiciendo todas las tropelías del "sistemita" de marras (no tendré que recordar el afecto que las élites eclesiásticas han derrochado siempre por dictadores y demás veladores de las reservas espirituales del mundo). Ya sabemos de sus reacciones cuando algún concienzudo investigado, como José Antonio Pagola, les enmienda la plana y les tira por el suelo su eidética imagen de Jesús de Nazaret.

Que no me digan lo que he de hacer. Autofinanciensen, dejen las catequesis para sus garitos. Paguen impuestos. Tengan la decencia de no asomar tanto la cabeza cuando el andamiaje de sus ideologías son pura falacia y sus conquistas están sustentadas en la gestión del miedo (revisad la historia). Preséntenme a dios, que estaré encantado de saludarle.

REFLEXIONES A VUELAPLUMA: ¿Dónde han quedado Leonardo Boff, Ellacuría, Jon Sobrino y la teología de la liberación? ¿Acaso perseguir la igualdad de las personas y su formación como tales no es ya prioritario para los mandamases eclesiásticos? ¿O es quizá la desigualdad y la incultura la garante de su mantenimiento? Por otro lado: en el hipotético caso en que el estudio con células madre derive en logros tales como la curación del cáncer, ¿por qué habría que aplicar tales remedios a estos integristas? Que recen a su dios y le llenen de ofrendas y ovolos, que al parecer debe ser más efectivo que la ciencia que condenan.

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