lunes, 26 de marzo de 2007

Ay derecha, derecha!!!

Ay DERECHA, DERECHA, ¿quién te ha visto y quién te ve? Tan pacata, remilgada y deudora del orden, y a la mínima de cambio te abandonas en los brazos de la diosa pagana de las manifestaciones y las protestas multitudinarias. Aunque no te quito razón. Resultan tan atractivas la erótica y la épica de la calle que nadie, en su sano juicio, podría escapar de semejantes encantos. Pero no puedes evitar que la situación me resulte chocante, sobre todo cuando esa calle que ahora ocupas, en tiempos sólo la consideraste un foro que había que mantener a raya, silencioso, sumiso y expedito de pancarteros e izquierdosos sedicionistas. Hace gracia contemplar a tus señoronas del barrio de Salamanca con sus cardados imposibles, sus visones y sus gafas tamaño “burka” agitar pancartas y banderas, españolas por supuesto, en la plaza de Colón o en las calles de Pamplona, reivindicando no sé que unidades nacionales y no sé que honores mancillados. Es algo que estéticamente no te pega. Una manifa tan peripuesta, monocromática y rojigualda no es mani ni es nada. Igual es un prejuicio, pero pegan mucho más unos cuantos pañuelos palestinos y unas mazas de malabares. Auque no te voy a dar ideas, que vete a saber... También resulta curioso ver a una de tus representantes, María San Gil, prócer de la “derecha moderna, joven y democrática” cantar, como una quinceañera atacada por un absceso de acné, el “Libertad sin ira”. Cuánto entusiasmo, cuánto convencimiento al declamar los versos de la sonatina. Pero qué poca memoria si consideramos que durante cuarenta años esa libertad, a la que canturreaba la conspicua señorita, se vio cercenada por un sistema político que aún no habéis osado condenar. Ni ella, ni su partido, ni tú. Pero en fin, que se le va a hacer. Siempre se ha dicho que la coherencia es un animal huidizo que requiere de una estricta vigilancia, y la verdad, se os veía a ti y a tu gente tan relajados y contentos en la mani que para qué os vamos a amargar la existencia recordándoos incongruencias e hipocresías. Y qué hay de ese desertor maoísta, tan quiepollanesco es sus diatribas y tan neoliberal en su concepción de la vida, que te anima, desde las ondas episcopalianas, a la rebelión cívica, a sacudir tus complejos y a mostrar sin tapujos todos tus símbolos, águila de San Juan (aguilucho) incluida. Y que me dices de Rajoy, ese señor campechano y ocurrente con sobredicción de “eses” gritando como una arrebatada Escarlata O´Hara en la puerta de Tara: “¡Essssspaña no ssssse vende!”, mientras que una serie de simpáticos coríferos de Falange le piden a su alrededor que apele a algún poder superior, ya sea a dios o al ejército, para evitar tal afrenta. Y esa catarsis colectiva que sufrís tú y tus acólitos cuando, al final de cada procesión, suena el “himno español”. Si no me diera pavor la imagen, sin duda la aplaudiría por el sentimiento y la pasión que desprende. Lástima que sólo podáis tararearlo, ya que una buena letra con rima elegante daría al conjunto un empaque portentoso. Aunque os remito al “gran” intelectual orgánico del franquismo, José María Pemán, que entre sus malos ripios y peores libelos, posee unos versos que podrían hacer coreable tan excelsa marcha. Pífanos, arcángeles, Manolo el del bombo marcando el ritmo, Norma Duval descendiendo desafiante alguna escalera, algún sentido ¡VIVA ESPAÑA!, la plaza de Oriente como escenario y el espectáculo sería completo, equiparable a cualquier acto de “adhesión” a ese régimen que tan remisos os mostráis a reprobar. En definitiva, que resulta estimulante ver como tú, egregia derecha, has descubierto que además de Baqueira, la Sierra Madrileña o la misa diaria, también existe la calle, que tiene socavones y que de vez en cuando hay que parchearla. Una forma muy práctica de acercar a tu gente a la vida cotidiana, lejos de sus ensoñaciones patrióticas, sus trascendencias religiosas y sus arrogaciones económicas. ¡Ojala todo tu poder se viera concentrado y reducido a estas demostraciones de fuerza, a la vez que fueras perdiendo el que posees en otras facetas de la vida y que resulta mucho más peligroso e inicuo para el resto de los mortales¡

POSTDATA: a la misma hora que en Pamplona se exigía la protección del acervo navarro (llamar “villabesa” al autobús urbano, “pantaloneta” al pantalón de deporte y confundir el condicional con el subjuntivo), en Irak se celebraba el cuarto aniversario de una guerra cruel. Más de un millón de muertos en aquel país, decirle a los navarros lo que deben ser, hacer o sentir y contradecir tú “constitución” y tu sistema “legal” en el caso de Juana, obran en tu haber. Ánimo, aún puedes dar más pena. Todo es proponérselo. Por cierto, el tercer grado para Farruquito está al caer: ¿qué te parece una movilización masiva con el lema “POR EL CUMPLIMIENTO INTEGRO DE LAS PENAS. PRISIÓN PARA FARRUQUITO”?

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