¿Pero alguien desea de verdad la paz?
ETA: ensimismada en su atalaya mitológica. Ajena a lo que se cuece en la sociedad que dice representar, tiene las santas narices de cargarse a dos obreros, otorgarles el rango de daños colaterales y aun encima aseverar que esta acción no pone en peligro el proceso de pacificación. Si su argumentación no diera miedo, daría risa. De psiquiatra.
BATASUNA: miedosa y tutelada. Sumisa al brazo militar al que no osa ni poner en cuestión. Sin credibilidad mientras no someta las armas al dictado de la política tal y como hizo el Sinn Fein con el IRA en el conflicto norirlandés. Más iniciativa, más cojones.
PSOE: buenas palabras y poca efectividad. La democracia es útil si se la llena de contenidos, ya que por sí sola no deja de ser un tratado de buenas intenciones. Y armarla de contenidos es, en primer lugar, aplicar la ley que teóricamente fiscaliza este estado. Que los presos cumplan sentencia en su lugar de origen y establecer la posibilidad de un futuro referéndum de autodeterminación en Navarra son dos preceptos que aparecen en
VÍCTIMAS: merecedoras del respeto del que por ejemplo no gozaron las víctimas de cierto bando en el franquismo (mi abuelo incluido). Aunque algunas se empeñen en no ser las últimas y muten su dolor en apasionamiento político partidista (AVT), su duelo no ha de torpedear el camino hacia la pacificación. Y recordar que víctimas las hay en los dos lados. Más racionalidad y generosidad.
PP: instalado en el altozano del ultranacionalismo español y jaleado por sus hordas más fachas (aguiluchos y gritos “made in Fuerza Nueva” como “tranquila España, el pueblo se levanta” en la última manifestación de
Al final, con la tregua ocurre que entre todos la mataron y ella sola se murió. Y mientras no se den las condiciones óptimas para la pacificación, léase abandono de las armas por parte de ETA, ofensiva política por la de Batasuna y aplicación de todas las leyes por parte del gobierno (acercamiento de presos, referéndum en Navarra incluidas), ésta no será posible. Por muchas manifestaciones, condenas, muestras de solidaridad, diatribas, enfrentamientos, diálogos y debates que se den, será la valentía política la que finalmente deje expedito el camino hacia el fin del conflicto. A fin de cuentas, los grandes problemas no necesitan alardes retóricos que los hagan derrapar, sino discretas, concisas y contundentes soluciones políticas.
POSDATA: contemplando la “ópera bufa” que representaros PSOE y PP en su guerra de eslóganes para la manifestación de Madrid, no podía dejar de acordarme de la sublime escena de la peli “La vida de Brian” en la que los componentes del Frente Judaico de Liberación ponían a caer de un burro a los del Frente de Liberación de Judea ¡¡DISIDENTES!! Esto al menos era divertido. Lo otro da pena.
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